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Presenciando la atención bidireccional y la experiencia de la felicidad

Actualizado: 28 oct 2021


Nuestra experiencia del cuerpo está regulada por la fisiología, no por la psicología. La psicología es simplemente un proceso biológico malentendido.

Si entendemos esto, podemos progresar verdaderamente en lo que respecta a nuestro disfrute, felicidad y bienestar. Desde este punto de vista, también es de fundamental importancia tener alguna experiencia vivida de la realidad de la conciencia, la única inteligencia verdadera.

En este momento, al ser consciente de la lectura en tu cuerpo, ¿no es cierto que lo que importa es la conciencia?

Nuestro enfoque en la fisiología no es para darle una importancia indebida. Nuestro condicionamiento es el de habitualmente ignorar, pasar por alto o descuidar nuestro mundo por debajo de la barbilla. Pero, ¿cómo podemos entonces usar correctamente el cuerpo como el sensor que es? Por lo tanto, debemos devolver el sentido común a la ecuación de nuestra experiencia vivida. Lo hacemos como la realidad inteligente que está aquí y ahora mismo, registrando cada palabra, pensamiento, sentimiento y sensación.


 

La siguiente es una transcripción editada de una de nuestras reuniones recientes. A continuación también encontrarás un videoclip de ese encuentro

 

Nuestra autoridad no es una imposición. Es la realización de un hecho inevitable. Yo soy, tú eres. Somos iguales. Alguna parte de nuestra experiencia puede resistirse a esto. Ni siquiera necesitas afirmarlo. Ya lo sabes, así que no se requiere fuerza. Te das cuenta de quién eres y luego, inevitablemente, cualquier parte que esté allí se dará cuenta de esto. Aquí solo abrimos nuestra atención para incluir este hecho inevitable.

Es cierto, sin embargo, que esto es muy simple, pero puede que no sea muy fácil porque nuestra cultura no es una de enfrentar el lado desagradable de nuestra experiencia.

Vivimos en una cultura de huir de lo desagradable, esto es un desafío. Pero si realmente verificamos que esta es una experiencia aquí, en este momento, vemos que hay un movimiento de energía que en última instancia es solo una sensación que quiere ser libre en tu reconocimiento de ella. Así que parte de mí que no he reconocido puede estar resistiendo activamente, impidiendo que esa energía fluya.



Esta parte de mí con la que me identifico también está regulada por el sistema nervioso autónomo (SNA) en el lado dorsal de las cosas, en el lado más mecánico y animal. Es el motor de la supervivencia. Cuando la amenaza es demasiado grande, se sumerge bajo el agua y permanece allí aferrado a la vida.


Pero podemos simplemente observarlo. Ir bajo el agua donde vive y atestigiar; allí una parte de mí se aferra a la vida. Nosotros simplemente lo miramos con gran ecuanimidad y esperamos a captar su atención.


Simplemente, mirándolo amorosamente sin ninguna intención o agenda. Tal vez en algún momento me devuelva la mirada, sepa que estoy presente y cuidando, y es seguro que sueltesu férreo control sobre mi humanidad. Me mira directamente, sabe que la inteligencia de la que proviene está presente, y libera su energía para mi, porque ahora sabe que yo sé que existe, que SOY.

 
Es bastante interesante que todas estas experiencias relacionales que nos causan sufrimiento, o al menos, que nos sintamos incómodos con nosotros mismos, tengan en su origen estructuras psicoenergéticas. No son realmente mentales o psicológicas.

Cuando nos aventuramos con la razón más allá de lo que se llaman "teorías psicológicas" en el lenguaje ordinario, encontramos que la base de todas ellas en realidad es nuestra fisiología, la biología del sistema nervioso. Sin un sistema nervioso que funcione, no existiría la susodicha psicología.


Además, ni siquiera necesitamos entender el sistema nervioso en su totalidad, solo necesitamos tener una comprensión funcional de una pequeña parte del SNA, es decir, el funcionamiento de la red vagagal como se describe en la teoría polivagal de Stephen Porges. La red vagal comprende el 10º nervio craneal y todas sus estructuras asociadas.


Aquí me refiero especialmente a las partes que están conectadas a la amígdala, que se encuentra en la parte media e inferior del cerebro y trabaja junto con el plexo nervioso del abdomen medio (el vago dorsal) para regular y ejecutar las respuestas motrices a la ansiedad, el miedo y el terror. La mayoría de las vías de la neurona vago dorsal no están mielinizadas y están involucradas en respuestas conductuales defensivas primitivas que heredamos de los anfibios en la pre historia.

Da la casualidad de que el punto donde anatómicamente se mieliniza se llama nucleus ambiguus, (núcleo ambiguo) el centro de la ambigüedad. Aquí, las fibras nerviosas mielinizadas llevan la información que conduce a experiencias de seguridad y afecto positivo que resultan en cálidas relaciones sociales con los demás. Esto también le brinda al animal la oportunidad de reflexionar, lo que puede llevar a una curiosidad natural sobre su existencia dentro del ámbito de la vida en su conjunto.


El núcleo ambiguo es la coyuntura anatómica donde la red vagal dorsal se convierte en la red vagal ventral (humana), la parte del sistema nervioso autónomo que puede ser modulada y regulada voluntariamente.


Cuando existe tensión en cualquier lugar dentro o debajo del núcleo ambiguo (en o debajo de la parte inferior del esternón, en el área del plexo solar) podemos determinar que las fibras nerviosas prehistóricas están dando la larma y propagando señales que son registradas por el cerebro como amenazas.


En ese caso, se percibe que algo es realmente peligroso en alguna parte, y esta parte de nosotros no estará fácilmente satisfecha de que ES seguro hasta que sea capaz de hacer que el cuerpo complete el ciclo de respuesta a la amenaza o descargue la energía fisiológica dentro del SNA que transporta las señales de alerta, amenaza y angustia.

 

Sin embargo, estando aquí juntos y hablando llanamente de ello podemos permitirnos -si están presentes- experimentar estas señales de amenaza como experiencias corporales:

  • sensaciones corporales-emociones (sensaciones de respiración, placer, dolor...)

  • percepciones sensoriales (vista, temperatura, sonido, presión atmosférica...)

  • pensamientos-imágenes-emociones (pensamientos imaginales de eventos pasados o futuros con sus emociones asociadas...)

Esto está sucediendo en este momento, mientras hablamos, aunque a veces nos sentimos incómodos con nosotros mismos porque estas señales parecen amenazantes. Simplemente reconocer que solo existen estas tres categorías de experiencia humana puede permitirnos, como inteligencia, liberar cualquier temor que pueda haber con respecto a ellas. Esto nos permite experimentar la manifestación inédita y la libertad de la energía pura aquí, ahora mismo.

Quienquiera que seas, eres esa inteligencia que es consciente de estas experiencias, NO eres ellas. Yo soy quien -así mi cuerpo piensa y escribe, al igual que tu cuerpo lee y piensa- está aquí ahora, consciente de todo.

Pero ellas (las señales disociadas de amenaza que recorren el sistema nervioso) no lo saben, y dependen de nosotros para reconocerlas y acogerlas con comprensión, que es amor.


Ejercitamos la red vagal ventral (presenciando nuestra cara, pecho y plexo solar), notando esas experiencias sin ninguna intención de modificar, corregir o controlar. De hecho, les abrimos nuestros corazones. El sistema ya percibe estar bajo amenaza, no está abierto a la violencia de las intervenciones. Requiere garantías de que estoy a salvo.

En lugar de intervenir, ejercemos la autoridad del testigo, que convierte todas las manifestaciones en perfecto tal cual.

Está dentro del ámbito de la razón y la inteligencia (el ámbito de lo cognosciible) entender que la infelicidad es el resultado de una respuesta biológica y no el resultado de un proceso psicológico complejo.


Los orígenes de la infelicidad no importan en cuanto a sus detalles. El hecho es que estoy aquí, estamos aquí experimentándolo, y podemos presenciarlo como una respuesta biológica. En el transcurso de la experiencia, esta experiencia esto nos dará más y más información. La transparencia de nuestro ser está ahí, y cuanto más te arraigues en esta transparencia, más capaz serás de preguntar con autoridad:

"¿Eres consciente de que soy consciente de que existes?"

Desde este punto de vista, eso es lo que realmente se requiere. Cualquier objeto de la creación que esté presente dentro de nuestra esfera relacional quiere que reconozcamos esto, completamente.


En el esquema mayor de nuestra existencia, tal vez si tendemos a hablar románticamente, seriamos tú o yo como personas reflexionando sobre la razón o el significado de nuestra existencia.


Si reflexiono sobre cuál es el significado de mi existencia, quiero saber que alguien o algo en algún lugar reconoce mi pregunta y me honra con una respuesta, tal vez en forma de una visión o sueño, tal vez en un atisbo o destello de comprensión.


Tú eres el dador y el receptor de la gracia.


Para nosotros, si podemos decirlo de esta manera, somos el Dios para nuestra experiencia corporal. Somos la gran inteligencia que puede adornar esta entidad corporal con la afirmación inequívoca de que sí, la reconozco plenamente, reconozco y acojo con beneplácito su existencia.


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